Central nuclear de Genkai en Japón. |
En entradas anteriores ya expliqué como se están desarrollando reactores de nueva generación, Generación IV, que funcionan a alta temperatura (más de 800ºC) y que están pensados para producir hidrógeno de forma económica. Este es un punto esencial a conseguir si queremos algún día dejar de depender exclusivamente de los combustibles fósiles para nuestra movilidad. Estas centrales están pensadas para abastecer las creciente necesidades energéticas, por lo que tienen reactores de enorme tamaño, desde los 1.600 MW del modelo de Areva francés (y hasta los 2.700 MW en algunos proyectos americanos).
El mayor rector nuclear actualmente en comercialización es este Areva EPR de 1600 Mw. |
Pero junto a esa escalada de los tamaños, en la industria nuclear se ha observado un nuevo nicho de mercado que crece por la parte inferior de la escala. Centrales pequeñas y baratas que se puedan producir en serie en una fabrica local y exportar a empresas y países extranjeros.
Los primeros en abrir camino han sido las empresas rusas que han aprovechado su experiencia construyendo pequeños reactores nucleares de 50 MW para propulsar sus submarinos y rompehielos. La idea es construir una barcaza que contenga y permita transportar el reactor hasta la ubicación definitiva. Una vez allí puede abastecer de electricidad a una gran empresa, una pequeña población, o bien, puede servir para suplir la energía de una planta desaladora. Esta idea tiene la ventaja añadida de que una vez termina la vida operativa de la minicentral, es fácil devolverla a Rusia para su desmantelamiento y posterior reciclado.
Estados Unidos ha visto la nueva vía de negocio y quiere abrir su propio camino para tener listo en una década reactores nucleares de este tipo. El Departamento de Energía americano anunció el viernes que dará hasta 452 millones de dólares de ayudas públicas (350 millones de euros) en la próxima década, para avanzar en el diseño de minirreactores nucleares modulables. Según el plan, el sector privado aportará la misma cantidad al proyecto. La gobierno estadounidense vincula este anuncio de financiación pública a la también reciente aprobación del diseño del reactor AP1000 (1120 MW), de Westinghouse. Se trata de la primera vez en décadas que el país aprueba un nuevo diseño de un reactor, demostrando el fuerte compromiso de la Administración Obama con la energía nuclear. El sector espera que en cuestión de semanas la NRC (Comisión Reguladora Nuclear) dé la licencia de operación y construcción para los dos reactores, los primeros en 30 años. El Gobierno de EE UU ha dado garantías de 8.300 millones de dólares (6.400 millones de euros) a esta iniciativa.
La idea de los minirreacteres se basa en su construcción en cadena en EE UU, para luego exportarlos por barco en módulos a países que no necesiten centrales atómicas tan grandes como las actuales. Al fabricarlos en serie y no en el lugar de destino, se reducen los costes y el tiempo de fabricación. El anuncio de Washington confirma “el compromiso de la Administración para conseguir el liderazgo en las tecnologías no contamiantes”, según el comunicado del Departamento de Energía. “La elección de América es clara: podemos desarrollar la siguiente generación de tecnología limpia, lo que ayudará a crear miles de empleos y oportunidades de exportación, o podemos esperar a que lo hagan otros”, declara en la nota el premio Nobel y secretario de Energía, Steven Chu.
José Emeterio Gutiérrez, director de Westinghouse-Toshiba para Europa del Sur, resume la idea: “Se trata de conseguir un reactor nuclear modular, muy pequeño, muy compacto, cuyas partes se puedan transportar por barco". Si un reactor normal ronda los 1.000 MW, estos tendrían unos 150 MW (ampliables).
El plan busca destinarlos a complejos industriales aislados, o grandes plantas de desalación, por ejemplo. En lugares de acceso remoto y gran demanda eléctrica, o en países con redes eléctricas precarias que no soportarían la implantación de grandes reactores nucleares. Este tipo de diseño no está pensado para los mercados nucleares tradicionales, principalmente China y otros emergentes, que necesitan enormes cantidades de electricidad.
Aunque para abaratar el kilovatio-hora producido en una central nuclear es fundamental la escala, en este caso la rebaja de costes se consigue por la vía de su fabricación en cadena en un único complejo industrial. Gutiérrez explica que además el concepto incluye poder desmontarlo completamente una vez acabada la vida útil y llevárselo de vuelta a Estados Unidos para no dejar tecnología nuclear en lugares remotos.
Proyecto de reactor nuclear flotante ruso. |
Estados Unidos espera tener diseñado y listo para funcionar este tipo de tecnología en 10 años. La inversión total del plan es de 904 millones de dólares (700 millones de euros), de las que la mitad sería dinero público. Para el primer año, el Departamento de Energía ha presupuestado 67 millones de dólares (51 millones de euros). Entre las principales compañías implicadas en el desarrollo están Westinghouse, Babcock y Nuscale, las tres estadounidenses. Westinghouse ya anunció que acudirá a la convocatoria para desarrollar la nueva tecnología.
Según un informe de la Agencia de energía Nuclear de la OCDE, estos minirreactores por módulos podrían ser atractivos para “países que quieren tener su propio programa nuclear pero con limitados recursos financieros”. Según ese mismo estudio de junio 2011, incluso con todas las rebajas derivadas de la producción en cadena, el coste por kilovatio/hora producido sería entre un 10% y un 40% superior al de una planta nuclear convencional.
El informe concluye que estos minirreactores tienen un “potencial significativo para extender las aplicaciones pacíficas de la energía nuclear” en aquellos lugares en los que no sirve una central convencional. Entre esas zonas cita áreas aisladas o con escasa infraestructura eléctrica.
2 comentarios:
Esto de fabricar reactores nucleares "portátiles" es una gran idea que seguro tendrá un gran negocio, y no solo en países emergentes. Qué pena, que nuestros paisanos consideren a la energía nuclear pecaminosa y que nuestro Estado no se gaste un duro en investigación.
Lo nuestro es la fidelidad. Debe ser por ello que seguimos fieles a Don Miguel de Unamuno: ¡Que investiguen ellos!
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