24 de febrero de 2012

El demonio “carbón” y el pico de producción


El muy denostado, y casi olvidado, carbón ha venido de nuevo para salvarnos del pico de producción de petróleo pero, como cualquier pacto con el diablo, su ayuda no está exenta de letra pequeña que nos puede conducir a un destino mucho peor en términos de calentamiento global.

Recientemente, Rembrandt Koppelaar ha publicado un resumen de las tendencias mundiales en la producción de energía. El informe nos dice que la industria petrolera está luchando a diario para lograr mantener los actuales niveles de producción. Puede que la producción no haya tocado techo todavía, pero está claro que ya no volveremos a presenciar las tasas de crecimiento de las décadas anteriores. Eso no es ninguna sorpresa, lleva advirtiéndose desde 1998 cuando Colin Campbell y Jean Laherrère alertaron de la proximidad de la llegada a un máximo en la producción mundial de petróleo. Lo que nadie esperaba, en cambio, es el impresionante aumento en el consumo de carbón de la última década. La producción mundial total de energía no ha llegado a su máximo y eso hay que agradecérselo al rápido crecimiento de la producción de carbón, como se puede apreciar en el gráfico siguiente (a partir del informe de Koppelaar)
Obsérvese la verdadera contribución de las energías renovables (eólica, solar, geotérmica) que aparece en la parte
inferior del gráfico, ¡apenas sobrepasa la línea del O! También se puede apreciar aquí la moratoria nuclear
mundial que rige desde 1988. En la parte superior del gráfico el petróleo muestra serios problemas para cumplir con el incremento actual de la demanda de energía en los países emergentes. El incremento en el consumo de carbón ha permitido hasta el momento salvar la crisis energética.
El carbón parecía haber alcanzado su máximo en 1990, pero fue una mera ilusión. Las necesidades energéticas derivadas del rápido crecimiento en los países emergentes y la necesidad de sortear el implacable aumento de precios del petróleo ha llevado a su inesperado resurgir. El crecimiento de la producción de carbón durante la primera década del siglo XXI ha sido espectacular, sin duda alguna, algo nunca visto antes en la historia. En el gráfico no se puede apreciar nada que indique un techo en la producción de carbón a corto plazo, por lo tanto, el carbón tiene el potencial para convertirse de nuevo en el rey de los combustibles, un título que perdió de la mano del petróleo en la década de los 60. Algo que, por desgracia, no es bueno para el clima. La quema limpia del carbón es hoy por hoy, algo más próximo a la investigación de laboratorio que a la generalización de la industria, y eso se deja notar en el rápido aumento en los niveles de CO2 de la atmósfera. (la figura de abajo es de "Thinck progress") 

Aunque el fuerte incremento en la emisión de dióxido de carbono no hay que atribuirlo exclusivamente al incremento en el consumo de carbón, si se puede establecer un claro paralelismo. La situación global del clima parece estar quedando rápidamente fuera de control, por lo que este rápido aumento de las concentraciones de CO2 no supone un buen augurio para las previsiones futuras. El nuevo pacto de la humanidad con el diablo puede llegar a convertirse en la peor decisión que hemos tomado en la historia.

Para más información recomiendo la lectura del post en este mismo blog: El carbón y la locomotora China

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