Tras la explosión del reactor número 4 en 1986, la Unión Soviética levantó un sarcófago de acero y hormigón para evitar que se liberaran los elementos radiactivos. Su construcción contra reloj en uno de los entornos más peligrosos fue un gran logro de los trabajadores que actuaron como auténticos héroes. El problema fue la velocidad con la que se construyó y que se trataba en su momento de una solución provisional. Veinticinco años después los materiales comienzan a corroerse y toda la estructura corre el peligro de derrumbarse. Según los ingenieros su estructura se asemeja a la de un castillo de naipes, con piezas de metal enganchadas unas a las otras. Esa era la manera más rápida de construir el sarcófago sin arriesgar la salud de los trabajadores, pero al carecer de soldaduras o uniones atornilladas, cualquier evento fortuito, como un terremoto, podría derrumbar el edificio.
Para evitar este riesgo potencial, ya se trabaja en el Nuevo Confinamiento Seguro (NSC), construido por la empresa francesa Novarka. Se trata de un gigantesco arco metálico, semejante a un hangar de aviación pero de mayor altura que la Estatua de la Libertad, que se construirá a una distancia segura del reactor, a partir de segmentos prefabricados. Posteriormente, la estructura de 20.000 toneladas se trasladará a lo largo de 300 metros hasta cubrir el antiguo sarcófago. Para ello han diseñado un mecanismo mediante gatos hidráulicos y cojinetes de teflón, con capacidad para desplazar a la estructura móvil más grande jamás construida.
Una vez sobre su emplazamiento definitiva será sellada y empezarán las labores de desmantelamiento del antiguo sarcófago y del propio reactor. Si todo sale según lo previsto, Novarka concluirá el NSC antes del verano de 2014, con un coste de 1500 millones de euros. La estructura diseñada para contener la radiación durante 100 años, permitirá el desmantelamiento definitivo del reactor 4 de Chernóbil mediante dos grúas robotizadas.
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