29 de agosto de 2011

EXPERIMENTO AMS-02 y LA ESTACIÓN ESPACIAL INTERNACIONAL

ISS vista desde el Endeavour
Tras 16 años y más de 1.500 millones de euros se ha conseguido terminar y enviar al espacio el experimento AMS-02. Un detector de partículas (similar a los empleados en el Gran Colisionador de Hadrones del CERN), pero adaptado al entorno espacial. El Espectrómetro Magnético Alpha (AMS-02) fue trasportado en el último vuelo del transbordador espacial Endeavour a la Estación Espacial Internacional (ISS). Poco tiempo después era instalado con éxito en la estructura de la ISS donde permanecerá, si no hay contratiempos, hasta el 2028.

Es la primera vez que un dispositivo de investigación de este tipo se ancla a la ISS en lugar de crear un satélite individual. Las ventajas de la nueva estrategia son múltiples, pues el AMS es un gran derrochador de energía, necesita 2000 vatios para su normal funcionamiento (¡una barbaridad para los estándares del espacio!). La gran superficie de paneles solares de la ISS asegurará el constante suministro energético necesario para su normal funcionamiento. Además al encontrarse tan próximo a los astronautas, su instrumental puede ser reparado, o sustituido por equipos más avanzados, con gran facilidad y bajo coste. Eso asegura que el rendimiento del equipo será siempre óptimo, aumentando el ratio inversión/resultados científicos.

Instalación AMS-02 en la ISS.

Con un tamaño de 5x4x3 metros, y  7,5 toneladas de peso, su objetivo será estudiar los rayos cósmicos con un detalle nunca antes conseguido. Al no tener en frente una atmósfera repleta de contaminantes que alteren los resultados de las mediciones (como sucede con dispositivos similares situados en la superficie Terreste, telescopio MAGIC), se podrán medir con gran precisión la masa, carga eléctrica y energía de las partículas cósmicas que nos bombardean a diario. Si hay suerte, el AMS será capaz de detectar trazas de antimateria cósmica y, puede que, indicios de la naturaleza de la materia oscura.


¡Jornalero espacial!

El AMS-02 abre una nueva etapa para el futuro de la ISS, que había sido muy cuestionada por la desproporción de coste / resultados científicos. Sus detractores achacaban que la investigación científica que se llevaba a cabo a bordo era de bajo nivel y que no justificaba el elevado coste de mantener en funcionamiento una estación espacial permanente. Fuera del desafío técnico que suponía crear una estación de tales dimensiones en el espacio, parecían no existir motivos suficientes para pagar su costoso mantenimiento anual. Con el experimento AMS, se inicia una investigación de primer nivel en la que la ISS no solo ofrece un entorno ideal, sino que además, reduce los costes de investigación.

En la construcción de la AMS-02 ha intervenido un equipo internacional con más de 600 expertos, liderado por el premio Nobel Samuel C.C. Ting (Instituto Tecnológico de Massachusetts). Entre los dieciséis países colaboradores cabe destacar, Estados unidos, Italia, España, Francia, Suiza, Alemania, China y Taiwán. La aportación española corresponde a diversas empresas e instituciones coordinadas por el Centro de Investigaciones Energéticas (CIEMAT). Solo el tiempo nos dirá si la ISS se consolida como un centro de investigaciones científicas de primer nivel.

AMS-02 instalado.

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