La manipulación de la materia a escalas nanométricas no solo se utiliza para la construcción de nuevos materiales en el sector industrial, el sector de la salud se podría beneficiar de los nanomateriales de manera especial.
Reconstruir un tejido óseo es ahora posible gracias a los biomateriales. Al principio se utilizaban para sustituir al tejido dañado; ahora se ha cambiado el enfoque y se buscan materiales bioactivos y biodegradables que ayuden a la regeneración de los propios tejidos dentro del organismo. Las biocerámicas están contribuyendo a ese nuevo enfoque del tratamiento.
Conforme la esperanza de vida de la población aumenta, se hace cada vez más necesario hallar un modo de reemplazar tejidos dañados de nuestro cuerpo tales como dientes, huesos, piel, riñones, hígado, etc. El problema que presenta cualquier material artificial que utilicemos en implantes es que, tiene que ser biológicamente compatible con el cuerpo humano, además debe de ser duradero y no permitir las infecciones. Uno de los campos con mayor demanda de las biocerámicas es el de las prótesis para sustituir huesos dañados. Las biocerámicas están resultando un éxito en este campo por tres factores:
Los implantes artificiales comunes suelen traer problemas secundarios. En los implantes de prótesis articulares de cadera comunes, existe hasta un 4% de infecciones óseas, y hasta un 45% en el caso de los clavos que se utilizan en fijadores externos. Las infecciones óseas resultan especialmente difíciles de tratar cuando se presentan, pues hay que encontrar el modo de acceder a la zona de hueso infectado para suministrar el antibiótico adecuado. Si el propio implante lo llevará agregado sería una ventaja añadida. La posibilidad de incorporar fármacos a los biomateriales del implante supondrían una gran ayuda en cirugía. Las biocerámicas permiten ese pequeño milagro al incorporar estructuras porosas y de elevada superficie. Esto permite la incorporación de antibióticos, antiinflamatorios, anticancerígenos, directamente en la zona a tratar. El siguiente paso es adecuar el tamaño de los poros para que la liberación del fármaco se gradual y controlada. En general las moléculas activas de los fármacos presentan un tamaño del orden del nanómetro, por lo que cualquier poro de mayores dimensiones resultará adecuado para su liberación. Pero para la adsorción y posterior liberación de los fármacos no basta con diseñar la porosidad, también hay que controlar factores como la solubilidad del fármaco, con el fin de ajustar la cinética en la liberación del fármaco.
La segunda gran ventaja de los nuevos compuestos biocerámicos es que se pueden cargar con sustancias que tengan efectos regenerativos, de tal modo que ayuden a regenerar los tejidos in situ, sin la necesidad de intervenciones quirúrgicas invasivas. En ese sentido los biomateriales porosos fabricados con fosfato de calcio, vidrios o vitrocerámicas, actuarían a modo de vectores para la inyección de hormonas, factores de crecimiento, péptidos o ácidos nucleícos sobre las zonas dañadas.
Las biocerámicas también pueden resultar muy útiles para la nanomedicina del tratamiento del cáncer. La liberación de fármacos de forma inteligente (pequeñas dosis en los tejidos objetivo) puede eliminar muchos de los efectos secundarios en los actuales tratamientos del cáncer. Se trataría de inocular biocerámicas cargadas de fármacos que los liberarían solo en la zona deseada tras aplicar un estímulo externo, como un cambio de calor, pH, luz o tras la aplicación de un campo magnético.
Reconstruir un tejido óseo es ahora posible gracias a los biomateriales. Al principio se utilizaban para sustituir al tejido dañado; ahora se ha cambiado el enfoque y se buscan materiales bioactivos y biodegradables que ayuden a la regeneración de los propios tejidos dentro del organismo. Las biocerámicas están contribuyendo a ese nuevo enfoque del tratamiento.
Conforme la esperanza de vida de la población aumenta, se hace cada vez más necesario hallar un modo de reemplazar tejidos dañados de nuestro cuerpo tales como dientes, huesos, piel, riñones, hígado, etc. El problema que presenta cualquier material artificial que utilicemos en implantes es que, tiene que ser biológicamente compatible con el cuerpo humano, además debe de ser duradero y no permitir las infecciones. Uno de los campos con mayor demanda de las biocerámicas es el de las prótesis para sustituir huesos dañados. Las biocerámicas están resultando un éxito en este campo por tres factores:
Los implantes artificiales comunes suelen traer problemas secundarios. En los implantes de prótesis articulares de cadera comunes, existe hasta un 4% de infecciones óseas, y hasta un 45% en el caso de los clavos que se utilizan en fijadores externos. Las infecciones óseas resultan especialmente difíciles de tratar cuando se presentan, pues hay que encontrar el modo de acceder a la zona de hueso infectado para suministrar el antibiótico adecuado. Si el propio implante lo llevará agregado sería una ventaja añadida. La posibilidad de incorporar fármacos a los biomateriales del implante supondrían una gran ayuda en cirugía. Las biocerámicas permiten ese pequeño milagro al incorporar estructuras porosas y de elevada superficie. Esto permite la incorporación de antibióticos, antiinflamatorios, anticancerígenos, directamente en la zona a tratar. El siguiente paso es adecuar el tamaño de los poros para que la liberación del fármaco se gradual y controlada. En general las moléculas activas de los fármacos presentan un tamaño del orden del nanómetro, por lo que cualquier poro de mayores dimensiones resultará adecuado para su liberación. Pero para la adsorción y posterior liberación de los fármacos no basta con diseñar la porosidad, también hay que controlar factores como la solubilidad del fármaco, con el fin de ajustar la cinética en la liberación del fármaco.
La segunda gran ventaja de los nuevos compuestos biocerámicos es que se pueden cargar con sustancias que tengan efectos regenerativos, de tal modo que ayuden a regenerar los tejidos in situ, sin la necesidad de intervenciones quirúrgicas invasivas. En ese sentido los biomateriales porosos fabricados con fosfato de calcio, vidrios o vitrocerámicas, actuarían a modo de vectores para la inyección de hormonas, factores de crecimiento, péptidos o ácidos nucleícos sobre las zonas dañadas.
Las biocerámicas también pueden resultar muy útiles para la nanomedicina del tratamiento del cáncer. La liberación de fármacos de forma inteligente (pequeñas dosis en los tejidos objetivo) puede eliminar muchos de los efectos secundarios en los actuales tratamientos del cáncer. Se trataría de inocular biocerámicas cargadas de fármacos que los liberarían solo en la zona deseada tras aplicar un estímulo externo, como un cambio de calor, pH, luz o tras la aplicación de un campo magnético.
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