Septiembre de 2012. Esa es la fecha prevista para que los 50 MW de La Africana comiencen a inyectar energía en el sistema eléctrico.
Habrán pasado cinco años desde el inicio de un proyecto en el que se han invertido 387 millones de euros y con el que se podrá abastecer la demanda de 30.000 hogares al año. Resulta sorprendente comprobar lo fácil que resulta desmotar las falacias de algunos grupos ecologistas. En numerosas ocasiones objetan que la energía nuclear no es una alternativa viable porque son necesarios años (unos 4-6 años) para construir una central nuclear. En esta planta solar se van a invertir 5 años si todo sale según lo previsto, pero con la diferencia de que cuando finalmente esté terminada, aportará solo 50 MW de electricidad a la red en lugar de los (1.200-1.600 MW) de una central nuclear.
Esta central usa la tecnología de espejos parabólicos para la captación de la luz solar (cuando no está nublado o es de noche). El campo de colectores está formado por 550.000 m2 de espejos dispuestos en 168 filas. Dos características esenciales para tratar de rentabilizar el complejo tecnológico son su capacidad para almacenar energía y su sistema de seguimiento solar.
El almacenamiento de energía permite a La Africana Termosolar suministrar electricidad durante la noche o con cielo nublado, inyectando energía acumulada incluso cuando no hay sol. Esto es posible gracias a un sistema de almacenamiento térmico basado en sales, las cuales llegan a alcanzar los 380ºC (este dato ha sido falseado en algunas páginas web ecologistas indicando 800ºC). Esta diferencia de temperatura es fundamental porque supone que la planta no es capaz de producir hidrógeno para su utilización en vehículos eléctricos de célula de combustible, una de las ventajas de las centrales nucleares de IV Generación.
Estas sales, almacenadas en tanques aislados térmicamente, se hacen circular a través del intercambiador, donde ceden su energía en forma de calor a un aceite (HTF), que a su vez, cede su calor al agua a través tren de generación de vapor. Este vapor sobrecalentado es el encargado de accionar un turbogrupo –compuesto de turbina y generador-, que genera la electricidad en periodos de baja radiación solar o por la noche. Gracias a este sistema, la electricidad se suministrará sin tantas fluctuaciones diarias, implicando menos problemas para la estabilidad de la red eléctrica.
El sistema de seguimiento solar es similar al de La Africana Fotovoltaica, instalación contigua a La Africana Termosolar. Aunque ambas comparten el objetivo de captar la máxima energía solar, los seguidores de la central fotovoltaica realizan movimientos de rotación a dos ejes, mientras que los de la termosolar realizan los movimientos de seguimiento en base a un solo eje. Para aprovechar al máximo la presencia solar en esta central, los módulos que portan los espejos captadores de energía, los heliostatos, se colocan siguiendo una disposición perpendicular al eje norte-sur, facilitando el seguimiento del sol desde que sale por el este hasta que desaparece por el oeste.
REPERCUSIÓN ENERGÉTICA, SOCIAL, ECONÓMICA Y LABORAL
En esta segunda fase del complejo solar, se dará lugar a nuevas oportunidades de empleo, enriqueciendo la diversificación económica local, pues el proyecto está demandando más de 500 puestos de trabajo, 300 directos y 200 indirectos, llegándose a precisar en algunas fases de la construcción más de 800 trabajadores.
Estos trabajadores, de alta cualificación, son formados en Magtel, adquiriendo así conocimientos y experiencia que serán de gran utilidad para un futuro laboral verdaderamente sostenible. De este equipo de profesionales, al menos 50 trabajadores quedarán fijos en plantilla para la realización de los trabajos de operación y mantenimiento durante la vida del proyecto, prevista en 25 años. Una vez más hay que hacer un inciso, porque una planta que ha tardado 5 años en construirse y que solo aspira a producir electricidad durante 25 años no es un proyecto económicamente viable. Lo único que permite que se instalen este tipo de plantas deficitarias son las subvenciones estatales, unas subvenciones que terminan repercutiendo en las facturas de la electricidad que pagamos todos los españoles.
Desde un punto de vista medioambiental, La Africana Termosolar, utilizará una fuente de energía inagotable y segura como es el sol, evitando la emisión de 152 millones kilos de dióxido de carbono de las centrales convencionales para producir la misma energía y ayudando a cumplir con los compromisos que España ha asumido en Kyoto para la reducción de emisiones. Además, con una producción anual de 170GWh, la planta generará la misma energía que una diminuta central de carbón, que utilizaría 65 mil toneladas de este mineral, con el consiguiente perjuicio medioambiental que esto supone.
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